La ruptura de una relación sentimental es un proceso doloroso y como tal tiene un inicio y un fin. Elisabeth Klüber-Ross describe las fases del duelo en cinco etapas: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Cada individuo percibe las fases de manera diferente y no se suceden siempre en el mismo orden. La negación nos sirve como defensa amortiguando el dolor; la ira, el resentimiento, la rabia suelen sustituir a la negación; en la negociación se intenta llegar a un acuerdo al no afrontar la pérdida; la depresión, sentimientos de profunda tristeza cuando no se puede seguir negando la realidad y la aceptación, no es una etapa feliz pero se comienza a sentir bienestar y paz con uno mismo.
Podemos hacer frente a los fracasos amorosos y una forma de hacerlo es centrarnos en nosotros mismos, intentar sentirnos lo mejor posible. Volver a cuidarse: comer sano, dormir bien y realizar ejercicio es básico para empezar a sentirse mejor así como apoyarse en amigos y familiares, permitirse sentir lo que se está sintiendo sin miedos, no dejar de hacer cosas y vivir el día a día son sencillas pautas que ayudarán a hacer más llevadero este proceso.
Otros factores a tener en cuenta son la culpa y la responsabilidad, cada uno puede hacerse responsable solamente de sus propios actos, si se decide ser sincero no podemos culparnos por ello, echarse la culpa a uno mismo no ayuda a cambiar el comportamiento, sino que puede llevar a la rumiación de ideas y malestar. No podemos cambiar la conducta de nuestra ex- pareja ni su manera de pensar. Mantener viva una relación de pareja requiere un compromiso mutuo y si actualmente nuestra ex pareja ha tomado una decisión diferente, aunque sea difícil, debemos aceptarla.
No podemos forzar los acontecimientos, llegará el momento en que nos apetezca relacionarnos socialmente de forma natural y nos planteemos volver a tener una relación sentimental, pero para eso debemos estar lo mejor que podamos con nosotros mismos.
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